Las fresas por muchos consideradas la reina de las frutas.
En América ya se sembraba antes de la colonización. Desde este continente llegó a Europa sobre el año 1715 sobre todo a Francia. Durante el siglo XV era una comida sólo para ricos, pero el pueblo las podía recolectar en los bosques. Su abuso provocaba diarrea, la solución a este problema era cocinarlas para que así se pudiesen degustar en infinidad de platos. Se espesaban con pan rallado, se endulzaban y condimentaban, también se servian como acompañante de platos de carne.
En el siglo XVIII a raiz de un cruce de dos fresas, una americana y una chilena, nació la fresa actual con la forma de una piña.
A la fresa, como a cualquier reina, no le gusta embejezer por lo que hay que comerselas rápidamente una vez recolectadas. La fresa gana a la naranja y al limón en vitamina C y además tiene B1 y B2. Es rica en sales minerales, calcio, fósforo y hierro.
Debido a las vitaminas que contiene y a su efecto astringente, las fresas resultan ideales para preparar mascarillas de belleza para hidratar pieles secas. Mezclar 125 gr de fresas maduras y rojas con una cucharada de miel y triturar. Mantener la mascarilla un 1/4 de hora y enjuagar bien con agua.
